¿Se imaginan poder comprar un Porche por 30.000 €? ¿O un bolso de Gucci por 300€? Por supuesto, para alcanzar ese precio, se tendrían que hacer compromisos en cuanto a la calidad, usar otros materiales, un diseño diferente, etc. Pero sería posible tener un producto de una marca de lujo a un precio razonable. Eso parece ser que es lo que están pensando en Apple.
Sé que el ejemplo está un poco “estirado”, pero si hacemos caso a los rumores y las fotografías borrosas que circulan en la red, Apple pondrá en el mercado dos modelos de la siguiente iteración del icónico iPhone. Según los rumores, uno de los modelos el iPhone 5S, continuará siendo el buque insignia de la compañía, con los mejores acabados y el mejor hardware. El otro, el iPhone 5C (C de Color), será una gama inferior, con acabados en plástico y un hardware similar al iPhone 5 actual.
La estrategia de Apple parece ser abrir el mercado y democratizar el acceso a su plataforma. Como ya mencioné anteriormente, la adquisición de nuevos terminales está dejando de ser fácil para el consumidor medio, ya que los operadores están retirando las subvenciones o sustituyéndolas por planes de financiación a plazos incluidos en el precio del contrato. Por tanto, adquirir un iPhone supone un desembolso de unos 500-600€, que no está al alcance de todo el mundo. Apple está viendo cómo fuera de EEUU (donde todavía pueden conseguirse terminales con descuento), sus productos son un objeto casi de lujo.
Si Apple sigue atendiendo únicamente al segmento superior de los consumidores, todo el ecosistema (sistema operativo, aplicaciones, terminales y soporte) puede deteriorarse bastante. Con menos usuarios, menos desarrolladores pondrán a la venta aplicaciones, y el valor total disminuirá. Actualmente el ecosistema de Apple es el líder en el mercado, cualquier aplicación novedosa aparece primero en este ecosistema, antes de trasladarse al resto. Apple quiere que esta situación siga siendo la tónica, no para conseguir el liderazgo en cuota de mercado, pero sí para ser el líder en innovación. Seguramente, en Apple están pensando que de no optar por aumentar la base de usuarios, se produciría un estancamiento.
Sin embargo, esta estrategia tiene un coste, la disolución del valor de marca. Es cierto que Apple no tiene la exclusividad de Porche o Gucci o cualquiera de las marcas de lujo, pero si uno tiene que pensar en qué teléfono puede estar usando Cristiano Ronaldo o Paris Hilton, seguro que se nos viene a la mente el último modelo de Apple (aunque muchos consumidores con un potencial de compra medio puedan adquirir el terminal). Actualmente no hay teléfonos exclusivos de super-lujo –los intentos de Vertu han quedado en el limbo- y Apple está cubriendo ese hueco con un terminal con un hardware excelente y un software y ecosistema a la altura.
Quien haya tenido el iPhone 4 o 5 en sus manos, puede apreciar la solidez de los acabados de cristal o cristal y aluminio, y a su vez, la belleza y simplicidad del diseño. El rumoreado 5C vendrá a acabar con todo eso, introduciendo el plástico en la parte trasera y sacrificando la calidad del terminal con el fin de abaratar coste.
Apple está corriendo el riesgo de ver comprometida su imagen de marca para intentar aumentar su base de clientes. Es una apuesta arriesgada pero con sentido, que puede reportar un incremento sustancial de su cuota de mercado.
Aunque se hable de “low-cost”, el terminal no será de gama baja, seguramente no baje de los 300€ (libre) y posiblemente integre la mayoría de los componentes (cámara, display, procesador, memoria) del actual 5. Por lo tanto, no será un terminal para cualquiera y Apple seguirá reteniendo algo de exclusividad.
Imagen:www.iapps.im
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